Vender a pérdidas. No sienta bien a nadie y, menos, a las gasolineras como las francesas que protestan por la medida unilateral decidida por el Gobierno de Emmanuel Macron para tirar artificialmente de la inflación a la baja. Con diésel y gasolina en máximos, en una entrevista con Le Parisien, dice la primera ministra, Elisabeth Borne, que permitirá a las gasolineras vender con pérdidas y dejará en suspenso una ley que lo prohíbe y que data de 1963.
¿Golpe real o truco publicitario? Desde que Élisabeth Borne anunció el sábado que los distribuidores podrían vender sus carburantes con pérdidas durante algunos meses para poder “ bajar aún más los precios ” en el surtidor, se han debatido ampliamente las consecuencias de una media como esta, sin precedentes y con resultados sin subsidiar el combustible. Si bien no dicen desde el Elíseo cuánto podrían bajar los precios, se hablá de menos de un euro en el litro. En un comunicado con el que salía al paso Asterés, considera que es anuncio es puramente incentivo y que podría no tener casi ningún efecto.
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