Se acabó la racha. Tesla presentó un descenso en sus beneficios trimestrales por primera vez desde 2020, dibujando un panorama complejo para lo que resta del año por el enfriamiento en la demanda de vehículos eléctricos a nivel mundial y la dura competencia en China. Los analistas de Wall Street esperaban una bajada del 5,1% en los ingresos para el primer trimestre de 2024, pero la realidad fue bastante más cruda, con un 9% de descenso y un 55% de caída en el beneficio neto, de los 1.100 millones de dólares actuales a los 2.513 millones de hace un año. Es la señal inequívoca de que el barco capitaneado por Elon Musk empieza a tambalearse.
Tesla achacó "la disminución de los volúmenes" a la actualización de su rampa de producción del Modelo 3 en la fábrica de Fremont, California, "y a los cierres de fábrica resultantes de los desvíos de envíos causados por el conflicto del Mar Rojo y un ataque en la Gigafactory de Berlín".
Puede leer la noticia completa en EL MUNDO