Europa ha cumplido con su palabra y ha impuesto unos aranceles de hasta el 38,1% a los coches chinos con el objetivo de que estos fabricantes y sus homólogos europeos jueguen en igualdad de condiciones.
Este porcentaje es mucho más alto que el 25% que se rumoreaba antes de publicarse el dictamen, y mucho más bajo que el 50% que, según los expertos, sería necesario para hacer que el mercado europeo resulte poco atractivo para los exportadores chinos de coches eléctricos.
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