El gobierno español se ha planteado ambiciosas metas para fomentar las energías renovables y mitigar el cambio climático y fomentar las fuentes renovables. Y lo hace a través de la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2003-2030 (Pniec), ya enviado a Bruselas. Este documento está llamado a ser el gran instrumento para afrontar la descarbonización de la economía de cara a 2050 y dejar atrás los combustibles fósiles. Entre otros, como objetivo una reducción de las emisiones de gases invernadero del 32% para el año 2030 (con relación a 1990), conseguir que el 81% de la electricidad sea con fuentes renovables para esa fecha (eólica, solar...) y que la electrificación de la economía alcance el 35% en el conjunto de la energía final (hoy sometida a una alta dependencia de la energía fósil). La acogida a los objetivos de este plan ha sido favorable en líneas generales, pero diversas entidades y organizaciones ponen en duda que algunas de estas metas se puedan cumplir. El insuficiente grado de electrificación en la industria o el transporte (muy dependientes de los combustibles fósiles) es el gran telón de Aquiles, según los expertos consultados. Y descarbonizar la energía es clave para lograr una penetración de la electricidad en detrimento de los combustibles fósiles.
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